sábado, 2 de febrero de 2008

El viejo banco del parque

Recuerdo el banco roto del viejo parque,
el armazón férreo corrompido,
la tabla hecha pedazos,
los tornillos sujetando un madero inútil.

También recuerdo los días felices,
los chicos en la estructura,
las mamás conversando,
las primeras manos furtivas de los adolescentes.

Nadie acude hoy a su regazo,
temen la mancha en la falda recién estrenada,
el rasguño en la camisa,
el roce viscoso contra la piel de la madera descompuesta.

Tan sólo los pájaros, los insectos,
los viejos amigos se acercan,
abren un volumen,
leen bajo la escueta luz de una bombilla sola
y aguardan junto al viejo banco
el clarear esperanzador de la madrugada.