viernes, 4 de diciembre de 2009

Con un poco de azúcar

Después de la canción de Mary Poppins ha sido preciso y vital,
ha sido muy importante, mantener el suministro mundial de polisacáridos
que es como llaman en los grandes salones de los laboratorios
a los azúcares.

Antes era fácil.
Teníamos Cuba en propiedad que, aparte de playas de arena blanca,
tiene también campos de caña verde que son un primor.
Salvo cuando el tiempo de la zafra.
La zafra era y es un trabajo asqueroso.
No nos importaba, al fin y al cabo, no lo hacíamos nosotros.

Luego perdimos la isla y menudo choto cogieron algunos...
...lo cierto es que la recuperaron sus legítimos dueños.

Tampoco.
A sus legítimos dueños los habíamos exterminado apenas llegar.
A alguien se la devolvimos, seguro, y se nos acabó lo de producir
azúcar a cascoporro.

Entonces llegó a estos eriales la remolacha azucarera y las azucareras
y la canción de Mary Poppins seguía estando en el top manta y sonando
a todo volumen en los cuarenta principales.

Más tarde inventamos el neocolonialismo, el neoliberalismo y la globalización
y siguieron exigiendo su ración de azúcar los ciudadanos honrados y capaces.

Aquí se acabó lo de la remolacha azucarera y lo de las azucareras.
Ahora todo es maíz y alfalfa. Será por lo del cambio climático.
Según he oído, como sumideros de carbono son muy eficientes.

A mi tío, agricultor, lo vamos a meter en una jaula,
algún parque zoológico seguro pujaría por él, aunque nosotros
lo cederíamos por lo que quieran ofrecernos.

El podrá comer todos los días y ser por fin el centro
de alguna atención, algo que a todos nos encanta, aunque
lo neguemos, un muchito.

Ya habrá muerto la mujer del banco,

aquel pequeño estandarte de humanidad

que tras el mostrador me alcanzaba

los dólares imprescindibles para el desayuno,

el almuerzo y los vídeos que alquilaba

cada sábado en el video store de la ciudad.


Nunca nos dijimos demasiado.

I wanna take some money out

era la frase más repetida.

How much? también se estilaba mucho.

La cantidad de moneda en curso

variaba con el día, la hora o

si alguien se acordaba de mí

y me sacaba de paseo en aquellos

automóviles enormes diseñados

para que nadie olvide quién manda

en el concierto internacional.


Ya habrá muerto la mujer del banco,

el diminuto espacio tras el mostrador

que fue un chispazo dentro de un chispazo

y no me alcanzará más unos centavos

con que yo desde mi modesta posición

hacía rodar la economía.

viernes, 3 de julio de 2009

Me desperté hoy con miedo a vivir.
El dragón comenzó a devorarme.

Como suele suceder, ha ignorado
mis extremidades y su mandíbula
la ha dirigido directa a mis entrañas.

Otras veces lo intentó disperso.
Sin embargo, algo me repite
insistente, que en ésta no bromea.

Sus dientes evitan mis brazos y pies,
contribuirán a sus propósitos. Procura
no dañarlos, no provocarles el más
leve rasguño.

Mis entrañas sí son digeribles, lleva
tras ellas un tiempo inmenso. Una
indivisible adición de instantes las
ha perseguido inagotable.

Lleva tras ellas un tiempo inmenso,
esta mañana comenzó a devorarlas.
Otras veces lo intentó disperso,
parece que ésta será la definitiva.

Me desperté hoy con miedo a vivir.
El dragón comenzó a devorarme.

sábado, 27 de junio de 2009

...para ti, Nacho, donde quiera que estés.


No vamos a tener arena barro piedra
risas sonrisas chascarrillos advertencias
divergencias certeros paralelismos
certidumbres no vamos a tener
balones vasos de cerveza zapatillas
silbatos almuerzos brindis sin componer
o por componer o por descomponer
no vamos a tener con qué rellenar
tu espacio tu caudal sin medida
tu inmenso sequito de luz
presencia omnipresencia humanidad.

No vamos a tener con que llenarte
llenarnos ahora que no estás aunque
tengamos todavía atenazado
tu recuerdo intenso en la garganta
aunque la incredulidad nos haya raptado
la tristeza luego la tristeza nos secuestre
la alegría luego la cotidianidad
termine de arrebatarnos tu recuerdo intenso
nos quedará un vacío siempre enorme
siempre una oquedad inmensa
para siempre tu espacio huérfano vacío hueco.

Nos veremos obligados a buscar
horas días semanas meses años
y no encontraremos nada nada
que siquiera mitigue tu pérdida
reduzca en algo el espacio lugar
que ocupas espacio posición lugar
de tu propiedad tuyo tuyo como
tuyos son nuestro cariño ternura
necesidad de hablarte de escucharte
de tenerte de saberte inmediato próximo
lejano pero saberte necesidad de
no extrañarte de no echarte en falta
de no llorarte de no tener que llorarte.

sábado, 9 de mayo de 2009

Habrá que matar a Bill,

vuelve a tener más dinero que yo.


No va a ser fácil

que parezca un accidente.


He pensado en ahorcarlo

con el cable de su ratón,

pero seguro que ahora

el roedor que dirige

el cursor por su pantalla

es también inalámbrico.


Otra opción sería

atragantarlo con un tecla

en el desayuno,

pero cuándo se ha visto

que un multimillonario

desayune dientes de teclado

con su café con leche.


Si desayuna café con leche.

Yo lo dudo.


Sólo se me ocurre

adquirir un traje de virus informático

y esconderme en su oficina,

tras los visillos,

para saltar sobre su estructura

cuando no esté atento.


Seguro que así acabo con él,

matándolo del susto.

sábado, 24 de enero de 2009

Mi sensible cuota de amanecer,

mi pizca de sal,

mi adobe,

mi presunta personalidad recién reconocida,

mi racimo de consuelos,

mi pan,

mi versión de la felicidad con mayúsculas,

mi versión de la tristeza con minúsculas,

mi subtítulo diario,

mi lágrima,

mi sonrisa,

mi herida,

mi femme fatale,

mi bondad,

mi colchón con café y galletas,

mi cieguita,

mi profusa imagen de una cortina,

mi pared,

mi muro,

mi fortaleza,

mi tortuga,

mi conversación de ensueño,

mi conversación fugaz,

mi conversación de madrugada,

mi incertidumbre,

mi precipicio,

mi novela a medio escribir,

mi primavera,

mi banco en el parque,

mi estallido de sudor en la carrera,

mi apero de labranza,

mi labranza,

mi poema en proceso,

mi camino,

mi desastre,

mi ruina,

mi paseo bajo la lluvia inmisericorde,

mi orilla,

mi paz,

mi desconcierto con pesares,

mi espejo,

mi reflejo,

mi noche irremplazable,

mi mañana inmejorable,

mi soledad,

mi bicicleta con cohetes,

mi manera de hacerme invencible,

mi país por fin encontrado,

mi cobijo,

mi esperanza…

…no te achiques, ni te restes, ni te consumas.

viernes, 16 de enero de 2009

Sobrevivo cada mes con 400 Euros,
ciertas camisas rotas
que aún conservan algo de lustre
y el habitual saco de patatas de la finca familiar
que mi tía me regala cada año
como si yo no fuera ya consciente de todo lo que
me ha ofrecido a lo largo de su vida.

Sobrevivo sin lujos pues los lujos me detestan.
No calzo zapatos pues los zapatos me desprecian.
No me alimento de carne o de pescado
pues ningún cordero o atún
me ha hecho nada todavía.

Sobrevivo entre voluntades doblegadas
con este corazón irredento
que no hace sino causarme complicaciones,
sobrevivo casi sin querer sobrevivir
pues no hay más remedio,
no me quedan opciones,
ni nada que negociar
convencido de que sobrevivir
no es sinónimo de malvivir,
que mi pobreza es mi patria
y que en mi patria
sus ciudadanos andan con la cabeza erguida,
con la dignidad como estandarte,
con la presteza como pseudónimo
pues vencidos cada vez que combatieron,
jamás fueron derrotados.