Habrá que matar a Bill,
vuelve a tener más dinero que yo.
No va a ser fácil
que parezca un accidente.
He pensado en ahorcarlo
con el cable de su ratón,
pero seguro que ahora
el roedor que dirige
el cursor por su pantalla
es también inalámbrico.
Otra opción sería
atragantarlo con un tecla
en el desayuno,
pero cuándo se ha visto
que un multimillonario
desayune dientes de teclado
con su café con leche.
Si desayuna café con leche.
Yo lo dudo.
Sólo se me ocurre
adquirir un traje de virus informático
y esconderme en su oficina,
tras los visillos,
para saltar sobre su estructura
cuando no esté atento.
Seguro que así acabo con él,
matándolo del susto.