miércoles, 20 de enero de 2010

En la escuela todo era sencillo.

La capital de Venezuela se decía Caracas,
una raíz cuadrada siempre era una raíz cuadrada
y los elefantes devoraban su comida
en las amplias extensiones del continente negro
tan sólo porque los cazadores blancos
habían decidido no terminar con sus vidas
ese día.

Nunca nos dijeron si en Caracas
las personas vivían como personas
o en elevados rascacielos impersonales
o en tristes alcobas de lata y madera
o en las fábricas, las oficinas
o los barrios de lujo enlujados de lujosidades.
El único aspecto meritorio de Caracas
era ser la capital de Venezuela.
El único mérito de los elefantes,
era mantenerse con vida antes de que
una bala pálida acertara en su corazón rojo.

Luego se acercó hasta nosotras
el final de la adolescencia y la adultez…

…no sólo las raíces cuadradas eran tan sólo raíces cuadradas,
también había derivadas que eran tan sólo derivadas
e integrales que servían, tan sólo, para integrar
todos aquellos números que pedían ser integrados
y los elefantes estaban a puntito de extinguirse
porque hacía mucho tiempo
que ya habían decidido
terminar con sus vidas…

…ah! y Caracas era una ciudad triste
con alcobas de lata y madera
e interminables rascacielos impersonales.