martes, 26 de agosto de 2008

No me dejéis caer de nuevo,
soy un tiburón sin fortuna,
robaron mi arrecife,
lo dejé olvidado en algún aeropuerto
y cuando regresé a por él ya no estaba,
ese tipo lo metió en su bolsa,
seguro se lo ofreció a los otros
y a mi me dejó sin nada,
soy un tiburón sin suerte,
si pienso en él me detengo,
si me detengo me hundo,
si me hundo me muero,
pero no quiero hundirme,
no esta vez,
esta vez no quiero,
no me dejéis caer,
no en la ensenada,
tampoco en la fosa,
siquiera en el viento,
soy un escualo sin fortuna,
si me detengo no respiro
si no respiro, me muero.

1 comentario:

escaramujo dijo...

Hola escualo que se cree sin fortuna,

De tus palabras, que claman por auxilio frente al infortunio, mana la alegría que acompaña a toda creación, y como ya dijera Bergson "cuanta más creación, más alegría". Así que encamina tus pasos a ese sutil movimiento que expresa tus anhelos, respiraremos el aire de vida que continuamente exhalan…
Bss