Cautivo de la penumbra como un perro,
cautivo y sin herramientas
con que defenderme,
desprotegido en exceso, frágil, vulnerable,
escucho la ropa secarse sujeta a los tendedores,
las cucarachas fornicando tras las paredes
y la electricidad acudiendo a donde la luz
se sostiene del filamento incandescente
de una bombilla.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario