miércoles, 1 de octubre de 2008

Palabras para una compañera futura

Estaré aquí también mañana,
esperándote como en mí es habitual,
con esa tristeza propia de los hombres que aman
y ese tono pálido en las pupilas
propio de los locos que aguardan y desesperan.

Llevo demasiados días en esta orilla,
la inquietud no me permite respirar
y me comienza a hacer aguas la esperanza tanto
que empiezo a considerar la posibilidad de que no vengas
nunca.

He visto aproximarse los barcos,
apearse a otras mujeres que tampoco eran tú,
que se quedaron por un tiempo,
que me quisieron mucho y a las que yo también quise,
al menos,
también por un tiempo,
y apearse a las demás, a las que también quise mucho,
o al menos,
desee con lascivia,
pero no quisieron quedarse,
ni siquiera unos minutos,
puede que fuera la caricatura de caballero andante que represento
o esa insoportable ansiedad producto de no sentirse nunca de ninguna parte,
la cuestión es que todas se fueron,
o las hice marchar yo,
que es una manera bastante más digna de cerrar esta puerta,
me quedé otra vez esperándote como en mí es habitual,
con estas palpitaciones de tarado
y esta nostalgia propia de los que se lo jugaron todo
y lo perdieron.

1 comentario:

nataraja dijo...

Una de las mayores mentiras contadas : La eternidad del amor. En este mundo nada es estático, nada permanece para siempre, pues todo tiende al movimiento. Podrán tacharme de fría,podrán decir que he perdido la ilusón. Podrán decir tantas cosas...
Quiza ya no intente buscar un amor reciproco, un amor en el que se exige tanto como das,pues al limitarlo y encarcelarlo, deja de ser fuerza y esencia para ser simplemente una posesión más. Renunciar a buscar ese momento que nos eleva más alla de nosotros mismos, jamás, pero siempre entendiendo que el amor es cosa de uno...