sábado, 27 de junio de 2009

...para ti, Nacho, donde quiera que estés.


No vamos a tener arena barro piedra
risas sonrisas chascarrillos advertencias
divergencias certeros paralelismos
certidumbres no vamos a tener
balones vasos de cerveza zapatillas
silbatos almuerzos brindis sin componer
o por componer o por descomponer
no vamos a tener con qué rellenar
tu espacio tu caudal sin medida
tu inmenso sequito de luz
presencia omnipresencia humanidad.

No vamos a tener con que llenarte
llenarnos ahora que no estás aunque
tengamos todavía atenazado
tu recuerdo intenso en la garganta
aunque la incredulidad nos haya raptado
la tristeza luego la tristeza nos secuestre
la alegría luego la cotidianidad
termine de arrebatarnos tu recuerdo intenso
nos quedará un vacío siempre enorme
siempre una oquedad inmensa
para siempre tu espacio huérfano vacío hueco.

Nos veremos obligados a buscar
horas días semanas meses años
y no encontraremos nada nada
que siquiera mitigue tu pérdida
reduzca en algo el espacio lugar
que ocupas espacio posición lugar
de tu propiedad tuyo tuyo como
tuyos son nuestro cariño ternura
necesidad de hablarte de escucharte
de tenerte de saberte inmediato próximo
lejano pero saberte necesidad de
no extrañarte de no echarte en falta
de no llorarte de no tener que llorarte.

sábado, 9 de mayo de 2009

Habrá que matar a Bill,

vuelve a tener más dinero que yo.


No va a ser fácil

que parezca un accidente.


He pensado en ahorcarlo

con el cable de su ratón,

pero seguro que ahora

el roedor que dirige

el cursor por su pantalla

es también inalámbrico.


Otra opción sería

atragantarlo con un tecla

en el desayuno,

pero cuándo se ha visto

que un multimillonario

desayune dientes de teclado

con su café con leche.


Si desayuna café con leche.

Yo lo dudo.


Sólo se me ocurre

adquirir un traje de virus informático

y esconderme en su oficina,

tras los visillos,

para saltar sobre su estructura

cuando no esté atento.


Seguro que así acabo con él,

matándolo del susto.

sábado, 24 de enero de 2009

Mi sensible cuota de amanecer,

mi pizca de sal,

mi adobe,

mi presunta personalidad recién reconocida,

mi racimo de consuelos,

mi pan,

mi versión de la felicidad con mayúsculas,

mi versión de la tristeza con minúsculas,

mi subtítulo diario,

mi lágrima,

mi sonrisa,

mi herida,

mi femme fatale,

mi bondad,

mi colchón con café y galletas,

mi cieguita,

mi profusa imagen de una cortina,

mi pared,

mi muro,

mi fortaleza,

mi tortuga,

mi conversación de ensueño,

mi conversación fugaz,

mi conversación de madrugada,

mi incertidumbre,

mi precipicio,

mi novela a medio escribir,

mi primavera,

mi banco en el parque,

mi estallido de sudor en la carrera,

mi apero de labranza,

mi labranza,

mi poema en proceso,

mi camino,

mi desastre,

mi ruina,

mi paseo bajo la lluvia inmisericorde,

mi orilla,

mi paz,

mi desconcierto con pesares,

mi espejo,

mi reflejo,

mi noche irremplazable,

mi mañana inmejorable,

mi soledad,

mi bicicleta con cohetes,

mi manera de hacerme invencible,

mi país por fin encontrado,

mi cobijo,

mi esperanza…

…no te achiques, ni te restes, ni te consumas.

viernes, 16 de enero de 2009

Sobrevivo cada mes con 400 Euros,
ciertas camisas rotas
que aún conservan algo de lustre
y el habitual saco de patatas de la finca familiar
que mi tía me regala cada año
como si yo no fuera ya consciente de todo lo que
me ha ofrecido a lo largo de su vida.

Sobrevivo sin lujos pues los lujos me detestan.
No calzo zapatos pues los zapatos me desprecian.
No me alimento de carne o de pescado
pues ningún cordero o atún
me ha hecho nada todavía.

Sobrevivo entre voluntades doblegadas
con este corazón irredento
que no hace sino causarme complicaciones,
sobrevivo casi sin querer sobrevivir
pues no hay más remedio,
no me quedan opciones,
ni nada que negociar
convencido de que sobrevivir
no es sinónimo de malvivir,
que mi pobreza es mi patria
y que en mi patria
sus ciudadanos andan con la cabeza erguida,
con la dignidad como estandarte,
con la presteza como pseudónimo
pues vencidos cada vez que combatieron,
jamás fueron derrotados.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Cada día me engaño a mi mismo
y cada día
me doy cuenta de que mi éxito
en esta tarea es menor,
son tantas las desesperaciones que uno comparte consigo
que ya no es fácil convencerse
de que éstas no existen,
me digo:

estás bien…

…seguro de no estarlo.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Tengo un cuadro arrojado en el suelo que aguarda su tiempo, un racimo de libros que no leeré otra vez y la ropa sucia y arguellada desbordando mis cajones. Tengo dos entradas para un concierto de un grupo de música que no aparece ni en la televisión ni en los diarios. Me gustaría ir contigo pero sé que ese fin de semana tienes cosas que hacer. También tengo unas sábanas por lavar que perderán tu olor. Eso me apena. Creo que han adquirido la forma de tu cintura. Eso no me apena.

Tengo sobre mi mesa el libro aquel que me prestaste y que me cuesta leer. Sé que cuando lo acabe, no me quedará nada tuyo en mi estancia. Bueno, la nariz verde de payaso. Pero la llevo en mi abrigo a todas partes. No está realmente en mi estancia. Me pone de buen humor sentir su presencia en el bolsillo. Nunca sabes cuando te va a hacer falta una nariz verde de payaso. Yo tengo una. Tú me la diste.

Tengo la computadora encendida. Me gusta ver tú nombre en la pantalla. Es la forma de asegurarme de que no eres una ilusión. Ahora no está. Será porque duermes a mi lado. Tengo también dos ojos tristes con los que te miro y me cuestiono mi suerte. Y tengo un racimo prolífico de derrotas que llaman a mi puerta y me entristecen. Entonces tu sueño me recuerda que no tengo por qué perder cada vez que apuesto y eso me gusta. Casi tanto como tu cuerpo desnudo. Quisiera volver a desvanecerme en su interior. Pero ahora estás dormida. No quiero despertarte. Creo que es mejor que descanses. Tú autobús no sale hasta bien entrada la tarde y yo tengo ya demasiadas ganas de volver a verte.

domingo, 23 de noviembre de 2008

...para Nacho, para que salga pronto, para que vuelva antes.


Yo que me perdí en la cordillera,
que no sé muchas veces ni qué ropa vestir
y me atormentan los cuadernos en blanco
no me sentí nunca tan alejado de nada
ni de nadie,
ahora quisiera haber permanecido con vosotros,
caminando de derrota en derrota
y convencido de que lo mejor que nos podía suceder
era no hacernos daño,
así que ni se te ocurra morirte,
puedes hacer lo que te venga en gana,
pero tienes prohibido morirte,
aquí no se va a morir nadie y menos tú,
fallecer, desfallecer o desvanecerse
no son opciones negociables,
debes regresar con todos y con todo,
ya te esperan,
todos te esperamos,
vamos a volver a los bares,
a la conversación y a la risa,
las lagrimas deben dar paso a la alegría,
el miedo al asombro
y tú cuerpo enorme y maltrecho
a ser, tan sólo, eso,
un cuerpo enorme que no alcanza
para contener todas y cada una de las virtudes
que llevas dentro.